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La Sibila de Delfos
Un claro oráculo virgen
te forjó en el futuro.
Mil monedas de oro
por tres hojas de pergamino
que encierran los destinos de Roma.
Fraticidas y embalsamados
guerreros de la tierra y el polvo.
Signos de Dios
que aplacan la fiebre que agita
a un corazón pobre
e inundan de ventura
o revelan con secreto
la fuerza circular del mundo.
Sentada
en la eternidad blanca de la piedra,
desterrada del tiempo y del espacio
como un río o una niña de montaña
lees a escondidas
tres pergaminos romanos que
vaticinan un viento de isla
entrando en los días de los hombres
y en las húmedas tumbas de los misterios.
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